Las palabras importan, incluso las más pequeñas. En el diseño digital, los microcopys —esas frases breves que aparecen en botones, formularios, mensajes de error o notificaciones— son la voz de la interfaz. Un microcopy puede tranquilizar, orientar o frustrar a un usuario. Puede invitar a actuar o hacer que alguien abandone la página. Pero sobre todo, puede incluir o excluir. En un momento en que la accesibilidad y la empatía son esenciales en la experiencia de usuario, escribir microcopys inclusivos se ha vuelto una parte fundamental del diseño responsable.
Este artículo explora cómo usar el lenguaje para guiar sin excluir, ofreciendo ejemplos prácticos y recomendaciones para crear microtextos que comuniquen con claridad, respeto y calidez.
Qué es un microcopy y por qué tiene tanto poder
Un microcopy es un fragmento de texto que ayuda a un usuario a realizar una acción o entender un contexto dentro de una interfaz. Es el texto de un botón, la explicación bajo un campo de formulario, el mensaje de error o el aviso de confirmación. Su propósito es funcional: reducir la fricción y facilitar la interacción.
Sin embargo, más allá de lo funcional, los microcopys transmiten la personalidad de la marca y reflejan cómo esta se relaciona con las personas. En pocas palabras, son la expresión más directa de la empatía digital.
Un microcopy mal planteado puede ser excluyente, condescendiente o insensible. Uno bien escrito, en cambio, genera confianza y sentido de pertenencia. Por eso, escribir desde la inclusión no es solo una cuestión ética, sino también estratégica: los usuarios se sienten más cómodos y tienen más probabilidades de completar sus tareas.
Qué significa escribir de forma inclusiva
El lenguaje inclusivo no se trata solo de género. Implica comunicar de manera que todas las personas se sientan consideradas, independientemente de su identidad, contexto o capacidades. Supone eliminar barreras lingüísticas, evitar suposiciones y ofrecer mensajes claros, respetuosos y comprensibles.
Aplicado al microcopy, esto significa:
- Usar palabras que no excluyan a ningún grupo social o cultural.
- Evitar expresiones que refuercen estereotipos o jerarquías.
- Escribir con claridad para personas con distintos niveles de comprensión lectora.
- Tener en cuenta cómo los lectores de pantalla interpretan los textos.
La inclusión comienza en el tono, pero se consolida en los detalles. Un texto breve puede parecer inofensivo, pero sus matices comunican mucho sobre la sensibilidad de una marca.
Claridad ante todo: el lenguaje que todos entienden
La primera regla de un microcopy inclusivo es ser claro. Un mensaje que necesita interpretación ya deja fuera a parte del público. Palabras ambiguas, tecnicismos o metáforas culturales pueden confundir a usuarios con distintos niveles de experiencia o contextos lingüísticos.
Por ejemplo, en lugar de decir:
“¡Ups! Algo ha petado. Inténtalo otra vez.”
Es preferible:
“Ha ocurrido un error al guardar tus datos. Vuelve a intentarlo o contacta con soporte.”
La segunda versión es neutral, informativa y ofrece una solución. No asume familiaridad con el tono ni el argot. La claridad es una forma de respeto.
También conviene evitar los imperativos bruscos. Cambiar “Introduce tu nombre” por “Escribe tu nombre” o “Por favor, indícanos tu nombre” puede suavizar el tono sin perder precisión.
Género y neutralidad: pequeños cambios, gran impacto
El lenguaje de género es uno de los campos donde más atención requiere el diseño inclusivo. Aunque las soluciones varían según el idioma y el público, en español existen alternativas efectivas para evitar la exclusión sin forzar el texto.
Por ejemplo:
- Sustituir “usuario” por “persona” o “quien usa el servicio”.
- Usar plurales neutros como “el equipo” o “las personas registradas”.
- Reformular para evitar referencias innecesarias: en lugar de “Cada usuario debe confirmar su correo”, usar “Debes confirmar el correo antes de continuar”.
En los formularios, también es importante ofrecer opciones amplias y respetuosas:
- En campos de género, incluir alternativas como “Prefiero no decirlo” o “Otra identidad”.
- Evitar validar la identidad mediante estructuras binarias o suposiciones automáticas.
Un microcopy que reconoce la diversidad sin destacarla en exceso demuestra naturalidad, empatía y madurez de marca.
Tono empático: hablar con, no desde arriba
Los microcopys inclusivos adoptan un tono de conversación. Hablan con el usuario, no a él. Un tono empático implica entender lo que la persona puede estar sintiendo en cada momento de la interacción.
Por ejemplo, al mostrar un mensaje de error en un formulario, evita el tono de culpa:
“Has escrito mal tu contraseña.”
Y opta por uno de apoyo:
“La contraseña no coincide. Inténtalo de nuevo o restablécela.”
Pequeños ajustes en el tono transforman la experiencia: de sentirse juzgado a sentirse acompañado.
También es importante reconocer las emociones del contexto. Un mensaje de confirmación no debería sonar igual que uno de error o advertencia. Ajustar el tono al momento mejora la comprensión y transmite cuidado.
Accesibilidad lingüística: pensar en todas las audiencias
La accesibilidad no solo se logra con código, sino también con palabras. Los microcopys deben ser comprensibles para personas con dificultades cognitivas, dislexia o lectores de pantalla.
Algunas buenas prácticas son:
- Evitar mayúsculas completas, que dificultan la lectura.
- Usar frases cortas y en voz activa.
- Evitar jerga técnica salvo que sea indispensable.
- Proporcionar contexto cuando el mensaje pueda ser ambiguo (“Se ha guardado” → “Se ha guardado tu perfil correctamente”).
- Revisar el orden de lectura en textos dinámicos, para que los lectores de pantalla lo interpreten de forma lógica.
Un lenguaje accesible no es simplista: es directo, comprensible y amable.
Coherencia: la base de la confianza
La inclusión no se logra con un mensaje aislado. Un microcopy accesible debe formar parte de un sistema coherente de comunicación. Si un sitio usa un tono inclusivo en los formularios pero impersonal en las notificaciones, el mensaje pierde credibilidad.
Define una guía de estilo que establezca criterios claros de tono, género, formato y terminología. Esta consistencia no solo facilita la colaboración entre equipos, sino que refuerza la identidad de marca y transmite profesionalismo.
Los microcopys inclusivos no son un adorno ni una moda. Son una herramienta de diseño centrada en las personas. Cada palabra cuenta, y cada frase puede marcar la diferencia entre sentirse bienvenido o desplazado.
Escribir de forma inclusiva no requiere grandes cambios, solo atención y empatía. Al priorizar la claridad, el respeto y la accesibilidad, creas una comunicación que no solo guía, sino que también invita, acompaña y representa.
En definitiva, un buen microcopy no solo ayuda a usar una web: hace que esa web se sienta como un lugar para todos.