La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje que afecta principalmente a la lectura y la escritura. Aunque a menudo se asocia con el ámbito educativo, sus implicaciones van mucho más allá: condiciona también la forma en que las personas navegan y consumen contenido en entornos digitales. Un menú de navegación que para muchos puede parecer claro y sencillo, para una persona con dislexia puede convertirse en un laberinto lleno de obstáculos.
Si pensamos que el menú es la puerta de entrada a cualquier sitio web, entonces diseñarlo de forma inclusiva no solo es una buena práctica: es una necesidad. Mejorar su accesibilidad beneficia a las personas con dislexia, pero también a usuarios con baja alfabetización, a quienes consultan la web en otro idioma o simplemente a cualquiera que se enfrente a un sitio por primera vez.
A continuación, exploramos cómo crear menús realmente accesibles para personas con dislexia, con recomendaciones prácticas que puedes empezar a aplicar hoy mismo.
Usa tipografías legibles y consistentes
El tipo de letra puede ser un aliado o un enemigo. Las tipografías recargadas, condensadas o con demasiados adornos dificultan la lectura porque las letras pierden sus diferencias visuales. En cambio, fuentes sans serif como Arial, Verdana, Helvetica o incluso OpenDyslexic —una tipografía específicamente diseñada para personas con dislexia— facilitan que cada carácter sea distinguible.
No se trata solo de elegir una buena fuente, sino también de cómo la presentas. El tamaño mínimo recomendado en menús es de 16 píxeles en desktop, con un interlineado generoso para que las letras no se amontonen. También conviene mantener la misma tipografía en todo el menú para evitar cambios de estilo que puedan distraer o confundir.
Contraste suficiente: lo estético no debe estar por encima de lo accesible
Un error común en el diseño moderno es sacrificar la legibilidad en favor de la estética. Textos en gris claro sobre fondo blanco o letras finas sobre imágenes pueden parecer “minimalistas”, pero representan un verdadero reto para una persona con dislexia.
La recomendación es seguir las pautas de accesibilidad WCAG: un contraste mínimo de 4.5:1 entre texto y fondo. Existen herramientas gratuitas como el contrast checker de WebAIM que permiten comprobar rápidamente si tu paleta de colores cumple este estándar. Asegurar un buen contraste beneficia también a usuarios que navegan desde pantallas con brillo bajo o en exteriores.
Evita las mayúsculas sostenidas
Las mayúsculas en bloque (por ejemplo, “CONTACTO”) eliminan las formas diferenciadoras de las letras, lo que dificulta el reconocimiento visual. Una palabra escrita en minúsculas o con capitalización inicial genera una “silueta” más fácil de identificar a primera vista.
En lugar de usar mayúsculas como recurso visual, puedes recurrir a otros métodos para dar énfasis: color de fondo, tamaño de fuente ligeramente mayor o un icono complementario.
Menús claros, cortos y estructurados
Cuantas más opciones tenga un menú, más difícil será procesarlo. Para una persona con dislexia, enfrentarse a un listado largo puede resultar agotador y generar frustración. La clave está en la simplificación: limitar las secciones principales a lo esencial y agrupar las subpáginas de forma coherente.
Por ejemplo, en lugar de tener diez enlaces dispersos en la barra principal, es preferible organizar cinco categorías claras y dentro de ellas distribuir la información secundaria. Además, procura usar palabras simples y familiares en las etiquetas: mejor “Blog” que “Centro de contenidos”, mejor “Ayuda” que “Asistencia integral al usuario”.
Refuerzos visuales que guíen al usuario
El texto no tiene que trabajar solo. Los iconos pueden ser un recurso muy útil para reforzar la comprensión, siempre y cuando se usen con coherencia y claridad. Un carrito para la tienda, un sobre para el contacto o una lupa para la búsqueda son símbolos casi universales que permiten identificar secciones rápidamente.
Eso sí, los iconos deben acompañar al texto, nunca sustituirlo. Una navegación compuesta solo por imágenes genera ambigüedad y puede resultar aún más confusa.
Navegación con teclado y foco visible
No todos los usuarios con dislexia navegan del mismo modo. Algunos recurren a lectores de pantalla, otros prefieren moverse con el teclado porque les resulta más cómodo. En estos casos, es esencial que el foco en los elementos del menú sea visible al tabular. Un borde resaltado, un color de fondo diferente o un subrayado claro permiten saber en todo momento dónde está el cursor.
Además, la estructura del HTML debe estar bien organizada, con menús semánticos y roles ARIA correctamente definidos para que las tecnologías de asistencia puedan interpretarlos sin problemas.
Lenguaje claro y microcopys útiles
Más allá de la tipografía o el contraste, el lenguaje juega un papel central en la accesibilidad. Los menús deben utilizar microcopys breves, directos y libres de tecnicismos. Evita frases largas o ambiguas y procura que cada palabra cumpla una función específica.
Por ejemplo, “Iniciar sesión” es más claro que “Acceso a usuarios registrados”. “Comprar ahora” transmite mejor la acción que “Proceder a la transacción de compra”.
Haz pruebas con usuarios reales
La teoría es un buen punto de partida, pero nada sustituye la experiencia de probar con personas que realmente tengan dislexia. Aunque sea con un grupo reducido, las pruebas de usabilidad permiten identificar puntos de fricción que no aparecen en una revisión técnica.
Puedes pedirles que completen tareas simples, como “encuentra la sección de contacto” o “localiza el catálogo de productos”, y observar cómo interactúan con el menú. Anotar sus comentarios y dificultades es la mejor forma de ajustar el diseño de manera efectiva.
Diseñar menús accesibles para personas con dislexia no significa crear un sitio “especial” ni diferente, sino aplicar principios que mejoran la experiencia para todos. Tipografías legibles, contrastes adecuados, estructuras claras y un lenguaje sencillo no solo favorecen la inclusión: también generan confianza y reducen la frustración de cualquier usuario.
En un mundo digital donde cada clic cuenta, apostar por la accesibilidad es apostar por la usabilidad. Y en el caso de los menús, significa abrir de verdad la puerta a que todos puedan disfrutar de la web en igualdad de condiciones.